ENSSER (www.ensser.org)
29 de Noviembre de 2013
Comentarios de la Red Europea de Científicos por la Responsabilidad Social y Ambiental (ENSSER) sobre la retirada del artículo de 2012 de Seralini et al.
La retractación del estudio sobre alimentación de ratas por parte de la revista constituye una burla a la ciencia y parece una concesión a la industria
La revista Food and Chemical Toxicology de Elsevier se ha retractado de su publicación del estudio del grupo del profesor Gilles-Eric Séralini, que reveló graves efectos tóxicos (incluyendo congestión y necrosis hepática y nefropatías renales), incremento del índice de tumores y aumento de la mortalidad en ratas alimentadas con el maíz modificado genéticamente NK603 y/o el herbicida Roundup asociado al cultivo de este maíz, ambos de la compañía Monsanto.[1] Sin embargo, la argumentación esgrimida por el editor de la revista para esta retractación infringe no sólo los criterios de la propia revista, sino cualquier norma de buena ciencia. Más grave aún es que no se publiquen los nombres de los revisores que llegaron a la conclusión de que la revista debía retractarse de la publicación del estudio. El hecho de que muchas personas vinculadas a la industria de ingeniería genética deseaban esta retractación hace sospechar que la decisión sea una concesión de la ciencia a la industria. ENSSER destaca que esta retractación supone un duro golpe para la credibilidad y la independencia de la ciencia, y constituye una burla al buen hacer científico.
La revista alega falta de resultados concluyentes para retractarse del estudio
Elsevier, el editor de Food and Chemical Toxicology, ha publicado una declaración[2] afirmando que el redactor jefe de la revista, el Dr. A. Wallace Hayes, “no ha encontrado evidencia alguna de fraude ni de tergiversación intencionada de datos”. La declaración menciona una sola razón para retractarse de la publicación del estudio: que “los resultados presentados (aunque no pecan de incorrectos) no son concluyentes”. Según Hayes, el reducido número de ratas y la susceptibilidad a tumores de la cepa de animales utilizada en el experimento no permiten extraer unas conclusiones definitivas. Sin embargo, según las directrices para retractarse de publicaciones científicas establecidas por la Comisión sobre Etica Editorial (COPE, Committee on Publication Ethics)[3], la falta de resultados concluyentes de una investigación no justifica dicha retractación. La revista Food and Chemical Toxicology es miembro de la COPE.[4] La obtención de resultados ‘concluyentes’ se da muy rara vez en la investigación científica, e indudablemente no puede ser decidida por un editor y un equipo secreto de personas que aplican criterios y métodos no revelados. La ciencia independiente dejaría de existir si se aceptase esta forma de proceder.
El artículo de Séralini describe un estudio de toxicidad crónica, no un estudio sobre carcinogenicidad
En primer lugar, es preciso resaltar que Séralini y sus co-autores no establecieron ninguna conclusión definitiva en su artículo; se limitaron a informar sobre sus observaciones y redactaron sus conclusiones con sumo cuidado, conociendo sus incertidumbres. Ello es debido a que el artículo describe un estudio sobre toxicidad crónica, no un estudio completo sobre carcinogenicidad, que requeriría un número mayor de ratas. Los autores no pretendían buscar específicamente tumores, pero se encontraron con un incremento en la proporción de animales con este tipo de afección. Segundo, los dos argumentos esgrimidos por Haye (el número de ratas y su susceptibilidad a los tumores) fueron considerados en su día por los revisores de la revista, que decidieron que no constituían una objeción para su publicación. Tercero, estos dos argumentos han sido discutidos exhaustivamente en la revista tras la publicación del artículo, y fueron refutados por los autores y por otros expertos. En este tipo de estudios sobre seguridad se requiere un mayor número de animales únicamente para evitar que pasen desapercibidos efectos tóxicos (un resultado de “falso negativo”), pero la investigación reveló efectos tóxicos muy relevantes y una primera evidencia de posibles efectos carcinógenos. La cepa de ratas Sprague-Dawley utilizada en el experimento es la norma habitual en este tipo de investigación. Por estas razones la importancia estadística de los datos bioquímicos fue respaldada por expertos estadísticos. Los datos bioquímicos confirman los efectos tóxicos, por ejemplo en el hígado y en el riñón, que son suficientemente graves por sí solos. Los tumores y los índices de mortalidad son observaciones que precisan ser confirmadas por un estudio específico sobre carcinogenicidad con un número mayor de ratas. Por razones de seguridad pública alimentaria, no es juicioso simplemente ignorarlas. Unos resultados indeseados deben ser comprobados, no ignorados. Y los efectos tóxicos distintos a los tumores y mortalidad están bien fundamentados.
¿Quien ha realizado la revisión?
Más preocupante incluso que la falta de razones fundadas para la retractación, es el hecho de que el redactor jefe de la revista no haya informado quiénes fueron los revisores que le ayudaron a llegar a la conclusión de que la revista debería retractarse del artículo; tampoco ha revelado los criterios y metodología de su revisión, que prevalece sobre la conclusión anterior de la revisión original de pares que apoyó su publicación. En un caso como este, donde muchas de las personas que denunciaron el estudio tienen vinculaciones antiguas y bien documentadas con la industria de ingeniería genética, y por tanto un interés claro en desacreditar los resultados del estudio, esta falta de transparencia sobre cómo se ha tomado esta decisión es inexcusable, carente de rigor científico e inaceptable. Y suscita sospechas de que la retractación sea un favor a la industria interesada, particularmente a Monsanto.
ENSSER promueve un discurso independiente y crítico
Forma parte de la misión de ENSSER promover un discurso crítico sobre las nuevas tecnologías y sus impactos, especialmente en Europa. Dado que los avances científicos y tecnológicos son impulsados cada vez más por intereses privados, es frecuente que la información desinteresada e independiente sobre su seguridad para la salud y para el medio ambiente vaya a la zaga de éstos. La incertidumbre es tan inherente a la ciencia como el debate sobre las explicaciones contrapuestas de los descubrimientos. La apertura de este debate y la investigación independiente para buscar la verdad constituyen requisitos imprescindibles cruciales para la supervivencia de una ciencia independiente. Esto es cierto particularmente en lo referente a tecnologías de modificación genética de los cultivos, donde es demasiado frecuente que los estudios sobre seguridad realizados por los promotores para la autorización de un cultivo no sean publicados debido a la confidencialidad de los datos, y podrían no superar una revisión independiente. Estos estudios deberían ser sometidos a debate, y no sólo aquellos realizados por investigadores independientes, como el de Séralini. El público tiene derecho a ser informado sobre cualquier aspecto relacionado con la seguridad de sus alimentos.
En resumen, la decisión de retractar la publicación del estudio de Séralini constituye un abuso flagrante contra la ciencia y una agresión a su credibilidad e independencia. Resulta dañina tanto para el prestigio de la revista Food and Chemical Toxicology como para su editor Elsevier. Mermará la confianza pública en la ciencia, pero no logrará eliminar a la ciencia independiente y crítica de la vista y el escrutinio público. Esos días y esos tiempos han sido superados definitivamente. Las investigaciones del Profesor Séralini tienen hoy más validez que nunca, pues incluso esta revisión secreta ha revelado que no existe error alguno en las cuestiones técnicas, ni en la conducta, ni en la transparencia de los datos –fundamentos en los que se basa la ciencia independiente. La relevancia de sus datos será decidida por futuros estudios científicos independientes, no por un círculo secreto de personas.
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[1] Séralini, G.-E., Clair, E., Mesnage, R., Gress, S., Defarge, N., Malatesta, M., Hennequin, D., de Vendômois, J.S.: Long term toxicity of a Roundup herbicide and a Roundup-tolerant genetically modified maize, Food and Chemical Toxicology 50 (11), pp. 4221-4231 (2012)
[2] http://www.elsevier.com/about/press-releases/research-and-journals/elsevier-announces-article-retraction-from-journal-food-and-chemical-toxicology
[3] http://publicationethics.org/files/retraction%20guidelines.pdf
[4] http://publicationethics.org/members/food-and-chemical-toxicology